"Olores humanos" de Ignacio Fernández Alberti

Olores humanos

Olores humanos, me sorprendéis…., en el autobús urbano, en el metro, en la multitud…, olores del albañil que ha trabajado duro durante el día, del emigrante africano que exuda distinto, de la gitana que tiene otras costumbres, del comercial que ha recorrido calles sin parar, del indigente que ha olvidado su higiene durante días, del joven deportista agobiado por el exceso de calor…

Olores humanos de Ignacio Fernández Alberti

Foto de Payuta Lour

Nos inundan los efluvios de la gente, de las personas, de los nuestros, me es difícil entender por eso, porque son los nuestros, e iguales, esa actitud de algunos, de muchos y muchas, cuando se refieren a sus congéneres con desprecio por su olor, ¿acaso no los llamamos olores a humanidad?, esos “ultraperfumados” hablan entonces, y en general, sin ningún disimulo, de “pestes” y “apestosos”, se apartan, y/o hacen gestos y sonidos desagradables del tipo de “aaag”. Que fácil es, digo, sin tal horrible les resulta, taparse la nariz con un pañuelo, antes de esas muestras de falta de respeto y tolerancia ¿Acaso nunca huelen mal sus honorables cuerpos? ¿Acaso nunca emiten olor? ¿Son nuevos prodigios de la naturaleza? Si, ¡Enhorabuena!

Olores humanos ¡ya estáis aquí! Me alegro, porque quiere decir que no estoy solo y que estoy vivo. ¡Tolerancia! No rechacemos así a nuestros semejantes, a las personas, quizás algún día nos demos cuenta de que solo nos olemos a nosotros mismos, o peor, que no hay ya ningún olor, o sí, pero ya será el de la podredumbre, el de la muerte, y ya no habrá oportunidad para nosotros.

«Fui a buscar un amigo y ya no estaba»

Ignacio F. Alberti

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